miércoles, 24 de septiembre de 2008

La reconquista , de la mano de Don Pelayo

Pelayo era un noble visigodo, hijo del duque Favila y nieto del rey Recesvinto.
Debido a las intrigas entre la nobleza visigoda, el rey conspiró para asesinar a su padre.
ocupó el cargo de conde de espatarios o de la guardia del rey y como tal combatió en la batalla de Guadalete en abril o mayo del año 711.

Tras la batalla se refugió en Toledo y, a la caída de la ciudad (714), mientras otros escapaban a Francia, él volvió a Asturias, supuestamente custodiando el tesoro del rey visigodo.

Las primeras incursiones árabes en el norte fueron las de Muza entre los años 712 y 714. Entró en Asturias por el puerto de Tarna, remontó el río Nalón y tomó Lucus Asturum (Santa María de Lugo de Llanera) y luego Gijón, donde dejó a cargo al gobernador Munuza. Las familias dominantes del resto de las ciudades asturianas capitularon y probablemente también la familia de Pelayo.
En el 718 tuvo lugar una primera revuelta encabezada por Pelayo (al parecer porque Munuza se había casado por la fuerza con su hermana Adosinda), que fracasó.
Pelayo fue detenido y enviado a Córdoba. Sin embargo, consiguió escapar y volver a Asturias, donde encabezó una segunda sublevación y se refugió en las montañas, de Covadonga y Cangas, donde se mantenía la resistencia.
E el 722 D.C. Munuza envió a un general, Al Qama, a someter a los sublevados. Al Qama se dirigió hacia Bres (Piloña), donde se encontraba Pelayo. Éste se dirigió hasta el monte Auseva, en el valle de Cangas y allí,tubo lugar la batalla de covadonga,entre el ejército de Don Pelayo y tropas musulmanas, que resultaron derrotadas.
Esta acción bélica se ha considerado siempre como el arranque de la más tarde denominada «Reconquista», término que aparece hacia el siglo X.

Gobernaba el norte peninsular desde León un bereber llamado Munuza, cuya autoridad fue desafiada por los dirigentes astures que, reunidos en Cangas de Onís en 718 bajo el liderazgo de Pelayo, tomaron la decisión de rebelarse negándose a pagar impuestos exigidos, el jaray y el yizia.
Tras algunas acciones de castigo a cargo de tropas árabes locales, Munuza solicitó la intervención de Córdoba. Aunque se restó importancia a lo que estaba sucediendo en el extremo ibérico, el emir Ambasa envió al mando de Al Qama un cuerpo expedicionario sarraceno que en ningún caso alcanzaría ni remotamente la fabulosa cifra de 180.000 hombres dada por las crónicas cristianas.
En cuanto a las fuerzas de Pelayo, serian poco más de 300 combatientes.

Con ellas esperó a los musulmanes en un lugar estratégico, como el angosto valle de Cangas de los Picos de Europa cuyo fondo cierra el monte Covadonga, donde un atacante ordenado no dispone de espacio para maniobrar y pierde la eficacia que el número y la organización podrían otorgarle.

Allí, en 722, se produjo la batalla (para muchos, una simple escaramuza para nosotros una azaña digna de recordar).
La cuestión es que las tropas sarracenas fueron diezmadas, obligando a Munuza a escapar de Gijón, donde se hallaba en ese momento. No logró huir el gobernador musulmán dado que él y sus tropas encontraron la muerte (posiblemente junto al río Trubia).
Un centenar de hombres comandados por Pelayo habían ocupado la célebre cueva de Covadonga, atacando desde allí a las desconcertadas tropas moras. Al Qama halló la muerte en este lance, mientras que sus fuerzas sufrieron grandes pérdidas en su desordenada huida, al caer sobre ellos una ladera debido a un desprendimiento de tierras (muy probablemente provocado) cerca de Cosgaya en Cantabria, según cuenta la leyenda.

Don Pelayo falleció en Cangas de Onís, donde tenía su corte, en 737. Fue sepultado en la iglesia de Santa Eulalia de Abamia, en las inmediaciones de Corao y próxima a Covadonga, que él había fundado. Esta iglesia, como la capilla de la Santa Cruz en Cangas de Onís y la de Sames en el concejo de Amieva, fueron construidas en un campo donde existía un dolmen que fue respetado.
Posteriormente sus restos fueron trasladados por Alfonso X el Sabio al Santuario de Covadonga.



Don Opás (envajador moro enviado a convencer a Don Pelayo a cambio de grandes promesas) se dirige a Don Pelayo diciendole :
``¿Qué resistencia has de oponer en esta cueva, cuando toda España y sus ejércitos unidos bajo el poder de los godos, no pudieron resistir el ímpetu de los ismaelitas?.
Escucha un consejo: retírate a gozar de los muchos bienes, que fueron tuyos, en paz con los árabes como hacen los demás."

A lo que este le contesta :

``No quiero amistad con los sarracenos, ni sujetarme a su imperio;
porque, ¿no sabes tú que la Iglesia de Dios se compara a la luna, que estando eclipsada vuelve a su plenitud? Confiamos, pues, en la misericordia de Dios, que de este monte que ves saldrá la salud a España.
Tú y tus hermanos, con Julián, ministro de Satanás, determinasteis entregar a esas gentes el reino de los godos; pero nosotros, teniendo por abogado ante Dios Padre a nuestro Señor Jesucristo, despreciamos a esa multitud de paganos, en cuyo nombre vienes, y por la intercesión de la Madre de Dios, que es Madre de misericordia, creemos que esta reducida gente de 105 godos ha de crecer y aumentar tanto como semillas salen de un pequeñísimo grano de mostaza."

Don Opás, luego de oír la contestación de Pelayo, se volvió al ejército moro y dijo : " Marchad hacia la cueva y luchad, que si no es por medio de la espada, nada podremos conseguir de él."


DON PELAYO EJEMPLO A SEGUIR!! PUXA ASTURIES!!


___valkiriass asturiass___

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